Ayer tuve dos momentos
de confusión y no fue debido al vértigo que he tenido por las ultimas tres
semanas.
El primer momento fue
por la mañana cuando unas amigas me invitaron a reunir con ellas y los pequeños
este domingo que viene. Dijeron algo como "porque el viernes es día de las
madres." Pensé, queeeé? El domingo es día de las madres. Y así es, en los
Estados Unidos, el segundo domingo de mayo. Pero yo vivo en México, y rápidamente
recordé que el día de las madres es el 10 de mayo, lo cual es hoy este
año.Luego, estuve trabajando mucho mas tarde que debía, cuando dos compañeras mexicanas me mandaron un mensaje por Facebook diciendo "Felicidades en tu día mañana!" Y de nuevo me quedé así como, "mi día? de qué hablan? a poco creen que es mi cumpleaños?" Pero esta vez la sensación de confusión desvaneció mas rápido cuando me di cuenta que estaban hablando de día de las madres.
Si preguntas porque me cuesta tanto recordar que 10 de mayo es día de las madres aquí, puedo decir que por un lado, aunque he estado en México por casi siete años, solo he pasado dos días de las madres como madre aquí, antes de ayer, porque mi hija aún es chiquita. Así que aún no es un día festivo a que me acostumbro ser celebrada personalmente. Y por el otro lado, mi esposo es una persona muy buena, pero por la manera que sus papás le criaron, no tiende a celebrar mucho los días festivos.
Pero les dije gracias a mis amigas de todas formas, y me quedé impactada que unas mujeres jóvenes, sin hijos propios, tomarían la iniciativa para felicitarme aunque no somos familiares. Incluso observé que las mujeres felicitaron las madres de cada una, en un intercambio mutuo de aprecio para las madres que dieron vida a sus amigas.
Lo último fue algo que jamás he observado en mi país de nacimiento. En Estados Unidos, en mi experiencia, todos sabemos cuando es Día de las Madres, pero celebramos a nuestras propias madres, tal vez abuelas o una tía. Al recibir los afectuosos saludos de parte de mis amigas por ser madre, me quedé pensando en las diferencias de las dos culturas. Llegué a la conclusión que, como había pensado en tiempos anteriores cuando mi hija era recién nacida, que de ciertas formas, ser padres en un país como México tiene ciertas ventajas.
Claro que aún existe el machismo y la desigualdad. Sin embargo,las mujeres han luchado en todos ámbitos a través de las generaciones y yo he observado a más y más padres ayudando con la crianza de sus peques como nunca antes, y eso ha sido una experiencia satisfactoria.
Incluso hay un fenómeno que nunca deja de impresionarme cuando lo veo: niños adolescentes caminando por las calles agarrando la mano de su madre, o con su brazo en el de ella, cercanamente a su lado. Yo recuerdo en Estados Unidos, siendo adolescente, lo mas lejos de tus padres que puedes estar, mejor. Al ver los niños teniendo tanto aprecio, tanta ternura para sus madres, me siento un alivio sin explicación, y creo que tiene que ver con la esperanza que, posiblemente, mi hija podría no rechazarme tanto como los adolescentes Estadounidenses tienden a rechazar sus padres cuando lleguen a ese edad.
No tengo las respuestas para explicar las diferencias, y estoy segura que hay otros factores que afectan el balance entre ventajas y desventajas de ser madre en cada una de las culturas. Pero estoy agradecida que tengo la oportunidad de ver otro modelo que él que siempre viví al otro lado. Y aunque ahora estoy muy lejos de mi propia madre, tendré aún mas aprecio por el rol que tuvo en mi vida y mas aprecio por el ciclo qué decidí seguir al tener mi propia hija hace casi tres años.
Les doy las gracias a las dos, a toda la gente que me han apoyado en ese trayectoria. Siendo una madre no es algo fácil, pero es uno de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. Ser madre coincidió con muchas cosas nuevas para mí: llegué a ser coautora de un libro de nuevo, conseguí ciudadanía mexicana, y empezé a trabajar mas, para sacar mi familia adelante. Siendo madre me ha impulsado hacer todo lo que hago con más pasión porque ahora no solo tengo una idea teórico de dejar una huella en este mundo, sé que cada cosa que hago será trasmitida a mi hija y quiero que ella tenga la oportunidad de vivir en un mundo lleno con más paz y belleza que violencia y destrucción. Y por eso agradezco cada día que he tenido la bendición de ser no solamente una hija, pero también una madre—independientemente de si el conjunto de felicitaciones sucede a través de dos dias o sólo uno.
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